Emergencia climática

¿Estamos comprometidos nosotros?

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Para luchar contra el cambio climático y el insostenible modelo actual de consumo, es necesaria la implicación de toda la sociedad. La suma de cada uno de nosotros y de nuestras pequeñas acciones puede marcar la diferencia.

Dentro de nuestro día a día en el trabajo deberíamos tener en cuenta:

  • Utilizar el transporte público siempre que sea posible
  • Sustituir el agua embotellada por envases reutilizables
  • Minimizar el uso de vasos desechables usando nuestra taza en el café
  • Separar correctamente los residuos para facilitar su tratamiento y reciclaje
  • Minimizar el uso de papel e impresora
  • Apagar la pantalla al dejar la oficina
  • Hacer un uso responsable del agua en el baño, controlando el grifo
  • Minimizar el uso de toallitas secantes sacudiendo antes las manos en el lavabo

¿Está Ericsson comprometido con el clima?

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La Acción por el Clima es el decimotercero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030. Ericsson se ha comprometido con dichos objetivos, pero sólo considera estratégicos dos de ellos: #9- Industria, Innovación e Infraestructura y #17- Alianzas para lograr los objetivos, teniendo el resto un peso muy pequeño en la estrategia corporativa.

Por eso nos preguntamos si el clima es un problema importante para Ericsson. En CGT creemos que se puede hacer más…

  • a nivel local: mejorando la eficiencia energética de los edificios, incentivando el uso del transporte público o eliminando el agua envasada de las máquinas expendedoras. La eliminación de los vasos desechables de café es un paso en la dirección correcta.
  • a nivel global: adoptando la protección medioambiental como un objetivo estratégico a tener en cuenta en la toma de decisiones. ¿Son nuestras fábricas respetuosas con el medio ambiente? ¿Lo son nuestros suministradores? ¿Se hace lo suficiente para que la plantilla tome conciencia del problema?

No se trata sólo de cumplir la legislación local, que puede ser laxa, sino de adoptar un alto estándar sobre emisiones de carbono, huella hídrica, energía verde, etc.

El cambio climático repercute gravemente en la sociedad y la economía, desde los daños en infraestructuras causados por fenómenos meteorológicos extremos a las pérdidas económicas directas en la agricultura, la energía y el turismo. No es que en un futuro el sistema productivo actual no sea sostenible (ya no lo es), sino que se producirán importantes disrupciones en la economía de las que no podremos escapar. La destrucción del medio ambiente es sólo el primer eslabón de la cadena.

Emergencia climática

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Hoy en día, la respuesta política e institucional al deterioro del medio ambiente sigue siendo insuficiente. Los datos disponibles son tan malos, que no cabe sino calificar la situación de emergencia climática. Todos debemos colaborar para reducir nuestra huella ecológica pero la acción individual, aunque necesaria, no es suficiente. Los gobiernos deben implicarse y promover leyes que aseguren los objetivos marcados por los Acuerdos de París, entre otros.

Sin un fuerte apoyo institucional, no será posible llevar a cabo las reformas necesarias para una transición ecológica. Por ello, distintas organizaciones sociales, junto a CGT, han preparado una moción dirigida a los ayuntamientos y grupos políticos, instándoles a reconocer el estado de emergencia climática y a tomar medidas de forma inmediata.

Un poco de historia

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Aunque los datos indican que el cambio climático inducido por el hombre comenzó con la Revolución Industrial, la concienciación sobre el problema nace a finales del siglo XX, cuando el agujero de la capa de ozono atrae la atención de las organizaciones medioambientales sobre las emisiones de gases a la atmósfera. En 1987 se firma el Protocolo de Montreal para reducir las emisiones de CFC y en 1992 ya se aborda el calentamiento global en la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático.

En 1997 se firma el Protocolo de Kyoto, impulsado por la ONU, donde ya se habla de cambio climático y se marcan objetivos de reducción de emisiones de los gases más contaminantes. Por desgracia, los países más contaminantes en ese momento (EEUU y Australia) no ratificaron el acuerdo, y muchos que sí lo hicieron no se comprometieron realmente en su ejecución.

En 2015 se firma el Acuerdo de París, más ambicioso, que pretende limitar el aumento de las temperaturas a 1,5ºC respecto a la época preindustrial. Aunque esta vez EEUU sí suscribió el acuerdo, su posterior retirada del mismo en 2017 vuelve a comprometer su ejecución.

En paralelo, el activismo fue ganando fuerza en la calle. En 2009 se mostró una gran capacidad de movilización a nivel mundial en el Copenhagen Summit de la ONU, para solicitar un acuerdo global sobre el clima. En 2014, y ligadas a la Conferencia por el Clima de Nueva York, las marchas por el clima marcaron otro récord de movilización. Desde entonces, el activismo por el clima ha crecido exponencialmente hasta desembocar en el actual llamamiento a la huelga por el clima que empezó en 2018 en torno a la figura de Greta Thunberg.

ERyN nº 41. Especial CLIMA

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En esta edición extraordinaria nos hacemos eco de la Huelga Mundial por el Clima, un tema de máxima prioridad para CGT que trasciende el ámbito puramente medioambiental y afecta a todos los aspectos de la sociedad.

Las decisiones políticas y económicas que se tomen en los próximos años determinarán el futuro medioambiental del planeta y, tal vez, incluso nuestra supervivencia como especie. La extraordinaria movilización generada en tan poco tiempo también indica la preocupación latente en la sociedad, especialmente entre la juventud.

Con esta edición especial queremos aportar nuestro granito de arena a la lucha contra el cambio climático. Abstenerse negacionistas.

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